Cuídate del que te quiere cortar las ilusiones porque más que un consejo
suelen ser sus frustraciones. La vida es un cúmulo de experiencias y si no te
subes al barco y te quedas en el muelle, nunca sabrás como se saborea el viaje. Si te empapa el agua llena de sal de
vida, si te golpean las olas, si el barco está un tiempo a la deriva y eres
náufrago en el océano, es porque es necesario. Disfrútalo aunque a veces, cueste pasar por el
tramo de la incomprensión de las vivencias. Con el paso del tiempo se entiende
por qué fueron así y cuando no vienen las respuestas de las mismas, ser
agradecidos y dejarlas como meras vivencias de nuestra bendita existencia. Es mero aprendizaje, es riqueza para el alma.
Si no te lanzas al mar, quedas inerte en la estación de paso que se convierte
en árbol caído por miedo a no sentir las sensaciones y sentimientos de las experiencias
durante el viaje.
Libre somos de navegar mar adentro en busca de nuestros sueños o no pero
nunca le quites el deseo a nadie por los miedos de tus vivencias. Cada ser tiene que pasar por donde le toca
vivir, ni más ni menos y nunca le podrás evitar su proceso durante la travesía.
Hace tiempo aprendí, a no dar consejos porque son meras utopías ya que nosotros
mismos estamos limitando la libertad del otro ser e incumpliendo sus sueños.
El mayor signo de amor es el respeto y las palabras muchas veces son
cuencos llenos de grietas donde el agua cae y se pierde.
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