A mí no
me salva tu gloria
tampoco
la mía
son los
frutos recogidos a tiempo
de las
semillas cosechadas con paciencia
desde la
mansedumbre se lanzan a la tierra
con la
dicha de verlas nacer
sin esperar
grandes recolectas
justo las
necesarias.
Hay
quien llena las cestas
otras quedan
a medias
incluso
hay cosechas vacías
pero el
tiempo madura el fruto
y siempre tarde o temprano
se recibe
una buena colecta.
Irma Ariola Medina ©
Fotografía: Google
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